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La comida "rápida" y su influencia sobre la SEXUALIDAD. Entrevista para la revista SI de EL HERALDO Barranquilla.


Comida rápida, enemiga de la intimidad
Entrevista realizada para la revista Si de El Heraldo de Barranquilla.

Hay cuatro razones importantes para empezar a comer sanamente. Pasarlas por alto entorpece los procesos corporales que garantizan una sexualidad placentera. Ojo, todo tiene lógica y un profesional lo confirma.




Por John Santana.
Periodista de El Heraldo. Barranquilla.

A estas alturas, es posible que ya tengas organizado tu plan de pareja para el fin de semana y, seguramente, ir a comer algo rápido hace parte de él.
Del mismo modo, es probable que la intimidad figure en la lista de actividades, pero hay algo que no te va a gustar y es que lo uno no compagina con lo otro, según un especialista al que el equipo periodístico de esta sección acudió para que corroborara la sospecha.
Pero, ¿de dónde salió esto?. Cuando el mexicano Manuel Uribe decidió adelgazar, después de superar la media tonelada de peso y convertirse en el hombre más gordo del mundo en 2008, diferentes medios de todo el planeta se concentraron en su evolución desde aquel entonces.
El 26 de enero de este año se hizo público que Uribe había perdido alrededor de 235 kilos y que ya podía llevar a cabo movimientos que antes le eran imposibles, entre los cuales están los sexuales.
"Estoy bien, pregúntenle a mi novia", dijo este personaje en medio de su alarde por haber superado la impotencia.
Entonces, ¿existe una relación entre el sexo y los bocadillos que entran en el grupo de fastfood? ¿Su consumo afecta en este sentido?
La opinión del experto. Definitivamente sí, de acuerdo con Luis Roberto Montaño, Médico deportólogo barranquillero y su explicación contiene 4 razones importantes.
La primera es que "incluir en la dieta muchas salsas, carbohidratos de tipo harina, frituras en exceso con aceite reutilizado, y carnes frías -que estuvieron congeladas con anterioridad- va desatando el sobrepeso", asegura este profesional y concluye que, a su vez, genera problemas de autoestima, agilidad y acumulación de grasa en el torrente sanguíneo y "eso es suficiente para acabar con el buen desempeño en la intimidad", advierte.
La segunda es que las grasas trans -lasque vienen de las carnes y productos lácteos y que al final se solidifican para formar el colesterol malo- taponan las arterias del corazón y el cerebro, mientras que "un aumento en el nivel de triglicéridos produce una placa ateromatosa en el resto de arterias del cuerpo, lo cual crea un bloqueo general", añade Montaño.
"La consecuencia es que habrá menos riego sanguíneo y una menor oxigenación, por lo que el deseo sexual y la comunicación disminuirán. Cabe recordar que, en un 60 por ciento, el sexo es mental y un 40, la parte mecánica, o sea la erección que también se ve afectada por la deficiente irrigación de sangre", agrega.
La tercera. Tiene que ver con los agentes químicos que hay en los aditivos tan utilizados en este tipo de comidas, como las salsas, nuevamente, y es que "reducen la segregación de la hormona del placer, es decir la endorfina. Los conservantes tienen el mismo efecto y están muy presentes en productos que vienen de otros países y necesitan mantener su consistencia, como el pan", informa.
La cuarta y última es el ‘remate’ y se trata de acompañar el platillo con refrescos endulzados artificialmente y en exceso, "porque un alto contenido de azúcar dejará sin energía inmediata a quien la ingiera, es así que irá a la cama con sueño y sin ánimo para estar atento a todo lo que suele suceder en esas situaciones", termina el experto.


"Todavía no está demostrado que los llamados alimentos afrodisíacos aumenten, de verdad, la libido, pero se puede decir que comer sano y tener la disposición mental sí garantizan una respuesta segura para esos momentos y una vida sexual placentera", afirma el entrevistado, quien además recomienda el pescado el pollo, las frutas y los jugos naturales como antesala gastronómica a un encuentro sexual. Montaño sostiene que este tipo de afección ocurre a largo plazo "a quienes acostumbren comer este tipo de alimentos con frecuencia. Se puede hacer, pero eventualmente. Una vez cada 15 días está bien, porque nuestro cuerpo está diseñado para sacar los tóxicos que se acumulan. Lo malo es exceder ese capacidad" finaliza y sugiere tener presente que "la comida influye en todo y somos lo que comemos".